lunes, 12 de octubre de 2009

Tras la puerta tapiada






Dice el acta del jurado que hubo mayoría, no unanimidad. Tras la puerta tapiada (Hiperión, Madrid, 2009) recibió el premio de poesía de esa editorial en su última edición. Su autor, Francisco José Martínez Morán (Madrid, 1981).

No es un poemario fresco, cargado de tópicos, a veces cansa. Destaco las referencias y la cultura pictórica del autor. Enriquecen sus poemas esas referencias, y dan un toque cosmopolita que el autor no sabe aprovechar en el libro, debido al tono indeciso y a la variedad de poemas, cortos y largos.

Dice el autor en su poema “Propósito de enmienda”:

PIENSO: “Voy a escribir poemas largos”.

Y el libro está repleto de mezclas, largos y cortos, que rompen el ritmo, desarbolan el tono, y empobrecen la actitud.

Destaco los poemas cortos. Los largos bien escritos, con oficio, con fogonazos y destellos, pero ausentes de hilo conductor.

Martínez Morán tiene tablas, y es profesor de talleres literarios. Confío plenamente que en su próximo libro nos devolverá el buen sabor de boca que con este no nos ha llegado.


9 comentarios:

Liliana G. dijo...

Me he dignado a leer bastante por encima el blog de Martínez Morán. Allí encontré algunas de sus poesías que seguramente son parte de "Tras la puerta tapiada" y tengo que decirte que coincido plenamente con tu crítica.
En primera instancia leí otras (críticas) que lo ensalzaban hasta el hartazgo, así que una vez que escuché las dos campanas, opté por escuchar mi propio sonido, y fue justamente el que me acercó a tus palabras y no a las de Jorge de Arco, por ejemplo.
Percibo sus poemas cortados, ausentes, lejanos, faltos del sentimiento que se debería palpar en cada verso del ganador de un Primer Premio. Algunos, como "Tacto", rescatan esa magia faltante del resto... ¿Unos pocos hacen la diferencia ante un jurado?
Me quedo con más dudas que certezas.

Un beso Javier.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Un fuerte abrazo Liliana.

Gracias.

Píramo dijo...

Qué importante el hilo conductor. Hasta en la métrica.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Siempre Píramo, siempre.

Un abrazo.

DIANA-CHAN dijo...

yo no se nada de eso.
ami me gustan los poemarios o no y punto.

asi como cuando a uno de niño no le gusta algun tipo de comida, simplemente no le gusta y ya.

conclucion, soy una feliz ignorante jajajaja.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Gracias por tu álogo DIANA-CHAN.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Curiosa (por redundante) la expresión "coda final". ¿Qué otro lugar puede ocupar una coda?

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Estimado anónimo, se ha confundido de obra, la referencia a la "coda final" corresponde al libro de Víctor Jiménez, "El tiempo entre los labios", y no a este.

Pero gustosamente le indico, que aunque la coda "finaliza", no es la única acepción, prefiero el significado de "coda" que lo define o la define como tacaño y miserable.

En relación a la Literatura, la coda se pondrá, donde el autor guste, como tacaño o miserable, al final, al principio, o donde guste y desee.

Un saludo, y gracias.

Olvido dijo...

Simplemente el modo que tiene Ud de comenzar esta reseña dice mucho de hacia dónde quiere dirigirse.
A mí el libro me ha encantado. Es verdad que podría haber arriesgado más el poeta, pero es un libro delicioso. No tropiezas en ninguno de sus poemas, lo que es de agradecer en el panorama actual.

Quizá deba leerlo de nuevo.

Saludos